viernes, 17 de agosto de 2007

BINGO DE SHOENSTATT (Fotos: Corresponsal Gráfico: Pauli)






Con gran esfuerzo y un ejemplar trabajo de equipo se efectuaron distintas actividades dirigidas a un importante objetivo: el Bingo organizado por la Familia de Shoenstatt. Pudimos percatarnos de la gran voluntad y trabajo de todos (as) quienes concurrieron al llamado de la organización para colaborar en aspectos previos entre los cuales, era de gran importancia, la preparación de las bandejas para la degustación de los invitados a esta actividad social, pero de un efecto que exige un espíritu de generosidad y un aporte de trabajo y de participación. Dicen que el secreto de los éxitos en cada actividad humana esta en el trabajo de equipo, y no quisiéramos destacar personas individuales para no caer en egocentrismos o ser injustos en la apreciación, solamente decir que cada uno sabe su contribución, con su pequeño grano de arena, habiendo cumplido las pequeñas o grandes exigencias y proposiciones de quienes dirigieron este trabajo y que a juicio de nosotros, los “espectadores”, resultó todo un éxito.
No nos corresponde tampoco pronunciarnos al respecto pero creo que el viejo dicho de “nobleza obliga” y el pensamiento de muchas personas con quien he tenido la suerte de compartir, hay solamente un sentimiento de gratitud a todos quienes hicieron posible esta actividad. Por decir lo menos al que imprimió las tarjetas, al que se esforzó por venderlas, a quienes pusieron “las cuentas claras” a la entrada del salón, cuán dentistas “sacando muelas”, a quienes movieron sillas, mesas, bandejas y camionetas, a quienes llegaron cuando estaba casi todo listo y cambiaron el orden y sentido de las mesas, por que tenían una visión más exacta y de mejor vista para la realización del evento, lo que obligó en una razonable decisión, a un nuevo esfuerzo (que aumentó los dolores musculares de las espaldas) considerando la absoluta razón y exactitud de apreciación y que se hizo con la sonrisa alegre del cristiano, humilde y obediente. También a quienes se encaramaron como bomberos en las alturas del salón, cerquita del cielo para cambiar la ubicación de la propaganda de los buenos y grandes auspiciadores, otros que llegaron con unos fierros, faltos de pintura, y un pesado bulto en andas, doblado y arrugado al hombro, pero que al ser desplegado en el fondo asido a las ventanas, nos dieron el mejor regalo de la tarde: La figura gigantesca de la Mater que nos permitió entender que el “NADA SIN TI, NADA SIN NOSOTROS”, es y debe ser siempre una realidad ineludible en la acción de cada obra. María Santísima, con su hijo en brazos, con su mirada serena, penetrante de amor y llena de paz, nos llegó al alma y fue sin duda el remanso que necesitábamos en el nerviosismo de querer hacer las cosas bien. Agradecer a esas manos generosas y artísticas que adornaron con finura y hermosura las mesas, con motivos refrescantes, casi primaverales a la vista, a pesar del frío Agosto (que a algunos, como este que escribe, nos pone bastante nerviosos). Agradecer a quienes se pusieron en el final de la jornada de trabajo, pero en el inicio del “festival de premios” las poleras negras de “Paris”, incluso dándonos la “bienvenida” a quienes habíamos llegado hace varias horas antes. Jóvenes impetuosos que trabajaron con esa energía renovadora atendiendo con gran cariño a las “visitas”, vendiendo porciones extras de tortas y embelecos, ayudando al tema del “Bingo Vendido”, y llevando con mucha voluntad y fuerzas las atenciones a las mesas. Especial mención a quienes aportaron regalos, no solo las empresas que fueron generosas y que auspiciaron el evento, sino a aquellos miembros de la familia, que se sacaron los “erizos” de los bolsillos, para entregar algún aporte, en premios, en compra de otros cartones, en adquisición de bandejitas a “cuatro por mil”, que en el momento de retirarlas, por ser muy buena la “oferta” y muy grande la “demanda”, decidieron cambiar el marketing y rebajar de cuatro a tres no más (por mil) (aunque fui el afortunado que se llevó las cuatro para donar una de ellas a una buena obra.) Agradecer a todos, al set de a lo menos tres locutores y cantores de Bingo, que pasearon sus voces F.M. por el escenario en un nervioso inicio, con “modelocas” incluidas para dar vuelta la tómbola y una agitada animación, pero que entre carreras y premios, entre bolitas y “canturreo”, le dieron el “sabor” amistoso” a tan hermosa reunión. (En nuestra mesa, se quejaba una señora que quería premio a la “Puntualidad”, puesto que ella pensaba que el tema comenzaba a las 16, y llegó a comerse la bandeja, casi de postre de su propio almuerzo cuando aún se ordenaban las mesas.) Pero como no estaba previsto en el libreto, tuvimos que hacer la “vista gorda”. Para el otro Bingo le prometo señora que propongo ese premio. (Ojalá no todos lean esto para que ese día no todos lleguen temprano.)
Agradecer la presencia de los curitas del Santuario, nuestro querido “Capellán” el Padre Jaime, que también estuvo a sólo “un” número del refrigerador, (como varios), pero que esa tarde no era para su fortuna. Al menos, pudo ganarse una botella de licor al correr la Paulina con su celular al mesón y ganar el premio al MÁS VIEJO, (Aclaración: Al número de celular ¡más viejo!). Debo reconocer que a la voz de “viejo”, fuimos bastantes los que nos sobresaltamos y tuvimos ademán de pararnos de las sillas, pero aclarado el tema del celular, volvimos a ubicarnos calladitos a escuchar los números siguientes.
En fin. Fue una hermosa fiesta la del Bingo, y se cumplió el objetivo previsto. Esperamos que siempre ese espíritu este presente en todas las futuras actividades.
Perdón por la lata, pero me apasiono recordando cosas buenas. En todo caso, las imágenes son el mejor y más elocuente testimonio.

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